DEPORTADOS

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Ayer vivimos un momento de tensión especialmente duro. Después de estar toda la mañana visitando las tiendas y haciendo un censo de familias para repartir las tarjetas de comida, paramos para tomar un falafel en el bar de EKO.

Al rato llegaron varios autobuses de la policía y aparcaron en un lateral del campo  escoltados por sonidos de sirenas y luces azules. Nos acercamos la mayoría de las personas voluntarias que estábamos allí esperando una explicación sobre lo que sucedía y empezaban a bajar de los buses a unas ciento y pico personas, hombres y mujeres con sus pequeños de todas las edades, cargados de mochilas, bolsas, sacos de dormir y alguna tienda.

En principio se pensó que eran refugiados trasladados del desalojo de Idomeni que llegaban a este campo, pero los ánimos estaban muy alterados y algunos de los jóvenes empezaron a explicar, bien alto, que eran deportados, que habían cruzado la frontera y la policía de la República Makedonia, FYROM, los había detenido y llevado a la frontera griega, donde la policía los recogió y los trajo a EKO.

Un joven explica gritando que los soldados americanos destrozaron su país, Afganistán, que los Talibán lo quieren asesinar y al llegar a Europa lo tratan igual de mal, no puede vivir en ningún lugar, no hay un lugar en el mundo para los que no pueden vivir en su país?

Aunque parezca increíble siguen pensando que tendrán una buena acogida en Europa, que entenderemos por lo que están pasando y les ofreceremos asilo y una oportunidad, descubrir la realidad después de un viaje tan largo, de meses e incluso de años para llegar aquí es muy duro.

Protestan y se desesperan, habían estado al otro lado y los devuelven al punto de partida, algunos habían pagado un precio muy alto a los traficantes y ahora no tienen más dinero. El precio del viaje sube en función de las dificultades y de los controles policiales, hace unas semanas era de 1.000€ y hoy llega a los 3.000€ por adulto y 1.500 por niño. Los que puedan pagar lo volverán a intentar, arriesgándose, y los que no pueden pagar solo pueden quedarse aquí, en el campo, esperando sin esperanza, mientras les dan de comer un grupo de voluntarios, y después qué?

El momento es duro y el ambiente desesperante y nos quedamos mirando sobrecogidos y esperando a ver qué podemos hacer.

Cuando empiezan a ver dónde les deja la policía, un grupo numeroso discuten entre ellos, cogen sus cosas y sus niños y se ponen a caminar por el borde de la autopista, que pasa? Porque no se quedan? Dicen que se van a Hara, que son afganos y no se van a quedar en un campo de mayoría siria.

Los bomberos se dirigen a la policía y les pide que los lleven a Hara que no pueden caminar más de 35 km, cargados y con los pequeños, la policía lo consulta y dice que sí, que suban al bus. Y no se suben, dicen que no y siguen caminando, que no se fían.

Al toque nos ponemos en marcha, todas y todos los que tengan coche que vayan recogiendo familias en el arcén de la autopista y llevándolas a Hara.

Sabemos que es ilegal, estamos avisadas de que llevar inmigrantes sin papeles en el coche puede suponer un par de días de calabozo, pero no lo piensa nadie, solo entiendes que no puedes dejar que se vayan caminando. Luego nos cuentan que los bomberos habían pactado con la policía que nos dejaran transportarles hasta el otro campo.

En el coche pequeño que tenemos alquilado sube una familia, padre, madre e hijo, que con sus bolsas y mochilas invaden todo el espacio, no problem, dicen, y dan las gracias.

Bien apretados detrás nos piden que los llevemos a la estación de bus de Polykastro, no quieren ir a un campo y se van a Tesalónica que tienen un amigo allí. Por el camino nos cuentan como los deportaron y que la policía de FYROM les borró las fotos de la cámara, para no dejar pruebas de su actuación.

Los dejamos en el bus entre muestras de agradecimiento. Se hacen un selfie con nosotros, y se van a seguir intentando conseguir su objetivo de llegar a Holanda.

Cansados por la tensión y su desesperación, nos sentamos en un bar, sin palabras, mirando y esperando a que vuelva la serenidad, porque en este momento de pérdida de calma sé muy bien lo que haría si tuviera delante a algún representante de la Comisión Europea.

© Mabel Pérez Simal

 

3 comentarios en “DEPORTADOS

  1. Xulio

    Emocionado, cabreado, … fago o único que se me ocorre que é difundilo entre os compañeiros de traballo e redes sociais. Unha aperta solidaria.

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