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La riqueza de la cultura

PS3-6-00616Paseas por La Habana y te encuentras a un viejito, muy delgado, con la piel tan curtida y morena que parece de cuero de tan brillante y bonita. Está vendiendo periódicos por la calle, Granmna o Juventud Rebelde, y saca unos pesitos que le permiten completar su pensión y vivir un poco mejor.

Es todo un placer pararse y dedicarse un rato a charlar con él. Te cuenta de su pasado como profesional, te habla de la historia, de la cubana y de la del mundo, de su experiencia y su papel en la Revolución, de como eran las cosas y como cambiaron cuando llegó el Comandante, y como son ahora. Hombres resignados, militantes, que vivieron muchos cambios y son la memoria viva de La Habana y de Cuba. Muchos como él caminan por las calles, periodistas, fotógrafos, linotipistas, carpinteros o mecánicos, personas con una gran cultura e información y que si les caes bien te cuentan y cuentan y tú solo puedes escuchar, con paciencia y mucho respeto, por tanta historia y por tanta cultura encerrada en su delgado cuerpo de cuero.

Son mayores y venden periódicos por la calle, pero cuidado, no te equivoques ni infravalores su sabiduría.

En Trinidad, paseando por sus calles, nos cruzamos con un señor empujando una carretilla, se para a nuestro paso y nos pregunta si somos españoles, sí, y nos empieza a hablar de la situación política de España, y nos pregunta, por la posición de Aznar en la guerra de Irak, y por el estado de las Autonomías, de lo que sucede con el pueblo vasco, o sobre la posición de Zapatero en Europa, ¿Cómo tiene tanta información de lo que sucede en España?, y nos cuenta que oye mucho la radio y las emisoras internacionales en las que cada día escucha los informativos.

Le preguntamos porqué tiene ese interés por lo que sucede en España y nos cuenta, muy lejos de los tópicos, que admira a nuestro país desde siempre, recuerda como le emocionaban las primeras lecturas de los poemas de García Lorca o de Machado, y se remonta a la primera vez que  leyó a Unamuno y a la generación del 98.

Es un placer pasar un rato escuchándole y te olvidas de sus pobres ropas, de  su carretilla llena de parches y sus zapatos rotos, viendo la satisfacción en su cara al poder compartir su pasión por la literatura, el arte y la política española.

Son momentos y conversaciones vividas en diferentes lugares que nos hacen reflexionar sobre  los prejuicios, cuando asociamos que la cultura y la curiosidad van ligadas a una determinada posición social y económica. Los prejuicios siempre son falsos, pero el estereotipo aquí en Cuba se rompe en mil pedazos.

© Mabel Pérez Simal