CALLE OBISPO, LA HABANA, CUBA

La Habana.Es por la tarde, una tarde en La Habana cargada de calor y con algunas nubes. Después de comer paseamos por la calle Obispo, una calle larga y estrecha que empieza a la altura del Floridita, el mítico local en donde sirven el mejor Daiquiri de La Habana, eso dicen, y termina en la monumental Plaza de Armas, cerca de la Bahía.

En esta Plaza y en la calle Obispo se pueden encontrar algunas joyas en los puestos de libros callejeros y en las librerías, donde poder disfrutar con toda la iconografía revolucionaria en la literatura, las fotos y la música.

La oficina del Historiador de la Habana Vieja está recuperando locales emblemáticos, llenos de todo el sabor y la grandiosidad histórica de La Habana, y la calle Obispo está llena de tiendas, de locales de copas y restaurantes, algunos muy recientes, con una carta variada y con los precios en CUC. Sin embargo y a pesar de los precios comimos rodeados de cubanos, de esa clase media emergente y con “un cierto” poder adquisitivo. También sobreviven algunos restaurantes populares con precios en pesos cubanos. Pocos.

La calle Obispo es una calle peatonal con muchísimo tránsito humano, pasan cientos de personas a mi lado mientras estoy sentada en el muro que rodea un pequeño jardín, en mitad de la calle, intentando no perderme nada. Escucho trozos de conversaciones, imagino vidas y relaciones y me empapo de todo este pasar, por la vida y por la calle. Personas que caminan plenas de expectativas y anhelos, que compran y comentan, que van pensando en lo que les gustaría y en lo que tienen, que escuchan la música de un bar cercano, y en la puerta, amagan unos pasos de baile en plena calle.

Veo pasar a algunas señoras mayores de caminar lento, estudiantes con uniforme de secundaria y viejos entrañables vendiendo el Gramma o el Juventud Rebelde. Alguno se para y nos cuenta que era fotógrafo de prensa en su juventud y ahora vende periódicos para completar su pensión sacando unos pesitos.

Se cruzan jóvenes atractivos con camisetas apretadas y mujeres bellísimas que caminan y van mirando y recogiendo todas las miradas, músicos con un violonchelo o una guitarra en la espalda, hombres y mujeres con bolsas de la compra, vendedores callejeros.

De vez en cuando se cruza en mi mirada un turista, con su cámara y su pasear un poco errático, intentando recoger en video todo lo que ve y también lo que siente, atrapando el ritmo de La Habana para poder contarlo al volver a su país. Como contar toda esta vida en movimiento?

Sigo mirando y admirando el trajín callejero y una escena me detiene. Una escena en mitad de la calle, del caminar y de la gente. Apoyado en una pared me encuentro con un beso.

Un hermoso y apasionado beso.

Dos jóvenes. Ella se apoya, relajada, con las manos detrás de la espalda y su cuerpo ofreciéndose a él con una suerte de indolencia. Él se acerca suavemente a su boca, coge su cara con una mano fuerte, no para sujetarla, sabe que no se va a mover, es para acariciarla y dirigirla ante su aparente pasividad.

Cuerpos sensuales que se acercan con la seguridad de su propio cuerpo -nada hay más sensual que saberse deseado- y esta escena lo refleja, aquí, en plena calle, al albur de todas las miradas y completamente ajenos a todo, solo pendientes el uno del otro y de su largo y apasionado beso.

© Mabel Pérez

2 comentarios en “CALLE OBISPO, LA HABANA, CUBA

  1. AnaPum

    Se siente el ambiente, el calor y el amor en estos estupendos relatos de viaje, fotográfico y literario, a Cuba. Cuándo volveremos?

    Responder

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